Son varios los datos que dan cuenta del desarrollo del proyecto de huerta agroecológica que la Cooperativa de Trabajo Textiles Pigüé puso en marcha en el predio de su planta industrial hace cuatro años. La ampliación de la superficie destinada a la actividad, la instalación de un invernadero, la próxima incorporación de árboles frutales, la continuidad del vínculo con el Estado y la comunidad vía el acceso a políticas públicas y, sobre todo, el aumento de trabajadoras y trabajadores que retiran verduras cada vez que hay cosecha, son muestra de un desarrollo que se potenció con la decisión de incorporar a la cooperativa a la Técnica en Agroecología Daniela Cureses.
“El objetivo es multiplicar la producción para proveer de verduras y frutas al comedor y a las trabajadoras y trabajadores de la fábrica; y a la vez crear conciencia respecto de la importancia de una buena alimentación”, resume Daniela.
“Si bien se nota cada vez más la preocupación en la sociedad, para mucha gente todavía resulta imposible revisar y modificar su modo de alimentación. Todavía se desconocen los beneficios de consumir más verduras y frutas agroecológicas, que es algo que aporta a una mejor calidad de vida porque quienes tienen una buena alimentación se enferman menos y se sienten con más energía. Muchos problemas físicos tienen que ver con una mala alimentación”, explica después.
Daniela también destaca que el propósito de proveer frutas y verduras y concientizar sobre la importancia de una buena alimentación no apunta solamente a los trabajadores y trabajadoras de Textiles Pigüé si no también a la comunidad. En este sentido, la cooperativa viene entregando parte de la producción de su huerta a la Escuela Especial de Pigüé y se viene sumando a la articulación entre organizaciones que trabajan con los mismos objetivos y lo hacen vinculándose con organismos estatales.
De hecho, lo de la huerta en la fábrica se inició por iniciativa de uno de sus trabajadores, Marcelo Bernardini, que tuvo eco en la conducción de la cooperativa, desde la que se decidió recurrir a profesionales y referentes en la temática como Beatriz Carames y Liliana Oustry, con cuyos aportes se elaboró y presentó el proyecto a partir del cual se recibió un primer respaldo estatal de financiamiento.
También el respaldo del Estado aportó a lograr los avances en cuanto a la ampliación de la superficie sembrada y la producción obtenida, cuyos detalles se consignan en el último informe presentado al Consejo de Administración de la cooperativa.
Entre los datos, uno de los que más celebra Daniela es del aumento de la cantidad de trabajadores y trabajadoras que se anotaron para recibir el bolsón -que en el último reparto contuvo zanahorias, rabanitos y misuna-, lo que da cuenta de un interés cada vez mayor
por acceder a los alimentos cultivados y cosechados sin utilizar agroquímicos.
El desarrollo de la huerta forma parte de las diversas acciones que la CTTP -a través de su Consejo de Administración que preside Marcos Santicchia- impulsa y sostiene junto con la producción industrial en el rubro textil. Desde que comenzó el proceso de recuperación de la fábrica que perteneciera a la empresa Gatic, la cooperativa fue convocando a profesionales tanto para mejorar la producción industrial y la gestión económica y administrativa como para aportar a una mejor calidad de vida de sus trabajadores y trabajadoras y de la comunidad de la que forman parte. En este sentido, Francisco Martínez, director de la CTTP, remarca que la organización nació y trabaja cotidianamente para poder “tener trabajo y, a continuación, sueños, proyecciones y esperanzas. En resumen, para poder acceder a cinco derechos elementales: trabajo, alimentación, educación, salud y vivienda”.
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